Efectos en las personas

A la medianoche del sábado, los relojes deberán adelantarse una hora en Chile. Gobierno informó que medida logra un ahorro equivalente al consumo de 80 mil personas.

Una adaptación del sueño y un cambio de hora en los computadores, tablets y teléfonos deberán hacer los chilenos a la medianoche del sábado, cuando comience a regir el horario de verano, el  que tiene como objetivo ahorrar energía.

El Ministerio de Energía informó ayer que los relojes deberán adelantarse en una hora a la medianoche del 7 de septiembre próximo. Así, la nueva hora será la una de la madrugada del domingo.

El subsecretario de Energía, Sergio del Campo, explicó que la rebaja en el consumo que se alcanza “equivale a abastecer de energía eléctrica a una ciudad de 80 mil personas durante todo un año, donde hay entre 17 mil a 18 mil hogares con una cuenta promedio de $ 20 mil mensuales”.

La autoridad añadió que la medida se ha llevado adelante porque el país atraviesa por un cuarto año de escasez hídrica. Aún no está definido si este gobierno o una próxima administración definirá el sistema de horario que regirá en 2014, lo que se evaluará de acuerdo a proyecciones de precipitaciones. María Isabel González, ex secretaria ejecutiva de la Comisión Nacional de Energía y consultora, dijo que la medida “tiene un efecto escaso, porque ahorra en consumo domiciliario y en iluminación, que es bajo respecto del total del país”.

Otro efecto del horario de verano se relaciona con la tecnología. Jorge Pavez, académico de Ingeniería en Informática de la U. Mayor, aseguró que los usuarios de Windows deberán bajar un programa que modifique el horario nuevo”, pues están configurados para cambiar  en octubre. En cuanto a los teléfonos móviles, la firma Entel informó que quienes utilicen teléfonos Android, iOS, Windows y iPhone deben ir a la configuración del equipo y luego seleccionar la zona horaria GTM -3 (Buenos Aires). Otro impacto menos deseado del nuevo horario corresponde al sueño. Ramón Caamaño, neurólogo y académico de la U. San Sebastián, dijo que podría “producirse insomnio o trastornos para dormir. Un adulto se puede adaptar en 48 horas, mientras que niños y ancianos, hasta en cuatro días”.  Como consejo, dijo que dormirse antes los días previos al cambio ayuda.